
La primavera en casa
La primavera llega sin hacer ruido, pero lo transforma todo. En el jardín de mi padre, cada rincón se llena de vida: los árboles frutales se despiertan con brotes de colores intensos, las flores se abren en silencio y las abejas empiezan su incansable labor, zumbando de flor en flor con precisión y dedicación. Observar este ciclo desde tan cerca —ver cómo unas simples flores anuncian el nacimiento de frutos, o cómo una abeja se detiene apenas un segundo sobre el romero— es un recordatorio de la belleza contenida en lo cotidiano. Cada detalle es una promesa de lo que vendrá, una celebración natural de la vida que sigue su curso.







