Este verano he vuelto a un lugar que visité por primera vez hace un año, se trata de una zona del río Tormes de increíbles aguas frías y cristalinas donde campan a sus anchas las truchas.
La verdad es que cuesta un rato meterse en el agua para darse un refrescante baño y no se aguanta mucho tiempo dentro, pero el lugar es tan bello que merece la pena.
Lo malo, es que es un sitio que no sólo me gusta a mi, y se suele llenar bastante de gente que va a pasar el día rodeados de esta increíble naturaleza.