Amanecer desde la ventana II

Hoy de nuevo se vestía el cielo de rojo al amanecer, asique he vuelto a sacar la cámara.

Seguimos confinados, pero al menos estamos bien y podemos seguir disfrutando de la fotografía aunque sea en estos pequeños momentos.

Amanecer desde la ventana I

Para los amantes del cielo es una suerte tener alguna ventana en casa que nos permita disfrutar de amaneceres o atardeceres, y más ahora que no podemos salir de casa.

Esta mañana, mientras desayunaba, el sol comenzaba a salir y las nubes se tenían algo de color de rojo. Un placer poder contemplarlo.

Amanecer en Getaria

Una mañana más no he podido resistir la tentación de acercarme a ver amanecer desde uno de los miradores de Getaria.

No era un amanecer espectacular ni mucho menos, pero a veces uno siente esa necesidad de parar el mundo, olvidarte del reloj, y sentir como te despeina la brisa del mar.

Unos minutos contigo mismo, un par de fotos con la cámara compacta que siempre va en mi bolso, y a trabajar!

Arette – La Pierre Saint-Martin

Este fin de semana he estado en la estación de esqui de Arette que es la que más cerca tengo de casa. 

Esta vez hemos cogido un apartamento a pie de pista, y con solo abrir la cortina ya podíamos disfrutar de la vista a las pistas, o incluso del trabajo nocturno de las máquinas que por las noches preparan las pistas, para que los esquiadores las puedan disfrutar al día siguiente.

También ha sido todo una experiencia enfrentarse a la carretera nevada, y sacar el coche del montón de nieve que lo cubría…bufff!!!

Hayedo encantado de Urbasa

Esta mañana, junto con otras amigas fotógrafas, he visitado el hayedo encantando de Urbasa.

Hemos madrugado un poco, para evitar las aglomeraciones de gente, asique cuando hemos llegado las plantas y hojas seguían cubiertas por una pequeña capa de rocío. No hemos tenido suerte y no había niebla, pero todo no puede ser!!!

Yo no había estado nunca en este lugar, pero había oído hablar mucho de él y tenía ganas de conocerlo, y de fotografiarlo 😉

Seguramente habrá épocas del año en las que esté más bonito, porque ahora los árboles no tenían hojas, pero también tiene su encanto visitarlo de esta manera.

Hay enormes piedras cubiertas de musgo, y da la impresión de que Basajaun quizá nos está vigilando desde detrás de cualquiera de ellas. 

Las piedras y árboles se entremezclan de manera increíble, dando la sensación de que los árboles nacen de las piedras.

Después de pasar toda la mañana entre los árboles disfrutando de nuestra afición común, nos hemos ido a comer juntas una suculenta comida vasca, ¡no hay mejor manera de terminar la jornada!